Saludos.
Pues también yo ando con retraso para contar el acontecimiento, pero lo haré de todos modos, aunque breve.
Sábado 1 de Diciembre de 2012
Emocionado por la incógnita de los nuevos personajes que desaparecerán del anonimato, me despierto anticipadamente a lo esperado. Es el único sábado que no me supone un incordio madrugar... mentira; lo cierto es que todos los sábados madrugo. Soy un enfermo: trabajo toda la semana con la Catia, y el fin de semana la rebusco las adentros... Espera, que eso no era.
Por fin ha llegado el día en el que compartiremos inquietudes técnicas, y de otra índole, seguramente resolver los problemas del país; como si eso fuere posible... pero también es emocionante el intento.
Será un poco extraño, se me ocurre, pasar el día sin dos de mis mujeres a las que no he sido capaz de "obligar" que asistan, pero me resultará interesante ver cómo se desenvuelve mi Anna, de 15 años ya, en conversaciones y ambiente de adultos, que no seamos nosotros…
-"Vamos, corazón, que no quiero llegar tarde".- Le informo mientras la advierto de la premura de la hora. -"Tenemos que llegar en el R4 que llega a las 11:07 que pasa por Martorell a las 10:57. Para ello debemos coger el tren que pasa por El palau a las…"
-"¿Como dices?.- Me sorprende, pero me argumenta: -"Es que si no hay gente de mi edad, la mama no va, ni la Gisela… Igual me aburro…"
-"Pues nada. Para aburrirte no vengas."-
De modo que descompuesto, y sin novias, me apresuro y ejecuto el plan de viaje, y preveo un emocionante rato de trasiego. Nos vemos en San Sadurní d'anoia, la cuna del Cava. Claro que yo soy más del zumo de cebada, con maltas y esas cosas. Seguro que hay cerveza. No en la Cava, pero seguro que hay… Que emoción.
Como soy en exceso previsor, llego con escandaloso adelanto al primer encuentro. Efectivamente no hay nadie conocido en la estación de Martorell Central. Hace tantos años que no piso esa estación que ya no recuerdo cómo estaba hace tantos años. De modo que recorro todos los rincones como si su existencia dependiese de mi aprobación… También, en ese repaso, descubro que sí existían datos en mi mente de la alternativa distribución de las cosas. Y recuerdo que los alrededores de la estación no eran así. Claro, han pasado ya…
Joder.
Por ambos andenes circulan algunos trenes. Desde un lado aparece uno de mercancías. Sólo hay contenedores de esos grandes que llevan los camiones. Pero ahora van en tren, hacia el puerto, supongo. Son del opaco metal, de modo que imagino qué contienen. Y recuerdo que aquella vez que compré una motocicleta de gran cilindrada, aquella que me robaron, estuvo unos días en un contenedor como ese porque venía de Japón…
Por el otro lado llega un tren desde Terrassa. Resulta que la estación de Martorell Central es el final de línea. Eso hace que el tren se detenga allí, se vacíe y espere nuevos viajeros; cada uno con una diferente historia que intento adivinar. ¿No lo he dicho? Me encanta practicar el arte de la contemplación. Y me dedico siempre que puedo a observar con detenimiento el mundo que me rodea. Y a su gente. Y me gustaría poder decirle a esa gente que ese es el motivo por el cual aguanto la mirada un tanto más. Y sólo por eso.
De ese tren que acaba de llegar, y desde sus mucho vagones, empieza a descender gentío dispar. Y mientras espero que llegue Music224, cada uno de los que desciende me "explica" un poco de sí.
¿ Será cierto que todos los que están descendiendo de todos los vagones, jóvenes de color y con abultado equipaje envuelto en sospechosa blanca sábana, serán manteros ? Hostias; hay muchos…
Una señora, todavía en el arcén contrario indaga por cuál es su tren. De modo que pregunta a un vigilante jurado de esos que hay ahora por todas partes. Curiosamente conoce los horarios y los trenes mejor que nadie e indica a la señora que el tren que ha de coger está en el otro lado de las vías. -"Pero no se preocupe; aun no ha de salir ese tren"- Ella hace caso omiso y parece que la lleva el diablo a la buena octogenaria, presumo, mujer cuando empieza a correr. Como el rayo se dirige al paso subterráneo, y antes de lo que he previsto aparece en el arcén donde espero a Music224. Hostias con la vieja. Seré yo capaz de moverme así con esa edad… La anciana señora raudo se incorpora al vagón más próximo a la salida del subterráneo. Apenas me mira y se apercibe de mi sonrisa atónita de contemplar la escena. Elige y se sienta junto a la ventana. Efectivamente, el tren no parte, de modo que recupera el aliento… malgastado, masculla.
Oigo ruidos. Detrás de mí. Desde los altavoces anuncian la inminente salida del tren estacionado. Y de repente, también detrás de mí suenan unas voces en un idioma que contiene muchas "ch". Ambas mujeres procedentes del lejano oriente, ataviadas cual lugareño, o sea tejanos y lana en el sueter, y provistas -cada una del suyo- del correspondiente carrito de niño, con niño, encuentran mayores dificultades de las previstas para subir los escalones. Observo durante tres segundos y me percato de que tardarán un siglo. Ayudo como puedo y suben. Creo que son más amables de lo que parecen. Me dicen "glacias" y sonríen. E imagino cómo serán las cosas en su país para venir a éste, que cómo tiene las cosas…
Por la misma puerta de la estación, después de adquirir su billete, aparece Music224. Creo que lo he reconocido dentro del primer segundo de verlo. Sobre todo por su particular caminar. No me reconoce, pero me acerco. En la corta distancia ya sí sabe quién soy. Estrechamos firme la diestra. Hay un amago de abrazo, pero se queda en eso. Yo soy más efusivo, pero me he mostrado tímido. Tal vez por eso no ha habido abrazo. Me alegra verle.
También ha sido previsor, de modo que también ha llegado con más tiempo del necesario. Hablamos raudo y me confirma las antiguos estados de la estación y sus alrededores. Él, Music224, vive en Martorell hace tiempo. Yo llevo 37 años en Sant Andreu, pero he visitado este otro pueblo muchas veces. Y sé que algunas cosas ya no son ni están donde antes.
Se acerca el momento y, en sabiendo las previsiones del encuentro, nos posicionamos en el extremo del arcén para estar cerca del primer vagón. Y lo logramos. Pero resulta que ambos primeros son uno. Al subir, emocionado, avanzamos hacia donde Mondeo14 y su señora sedentes se hallan. Carlos00 está con ellos. El motivo de alegría se triplica. Ahora sí hay abrazo y sin timideces. No me percato, pero el tren se mueve y nos lleva. La emoción del encuentro se eleva hasta insospechados niveles. Mondeo14 nos pone al corriente de las intenciones de anus. Por un momento, llevado por el entusiasmo de la posibilidad que ocurra, anhelo el momento de llegar a nuestro destino. Pero Mondeo14 acaba la historia; la posibilidad de que anus asista a este evento (4ª Kedada RinCad Barcelona) ha sido efímera. Mi alegría se torna desazón, y descubro que la poca asistencia de anus a RinCad puede haber sido la causa. De haber sabido que se hubiese atrevido a venir la hubiese puesto al corriente desde el primer momento. No puedo evitar dedicarle una reflexión. Miro al suelo mientras pienso en ella.
San Sadurní d'noia.
Estábamos en el tren, de modo que Mondeo y señora, Carlos00, Music224 y yo nos encontramos con Jaam_24 y sus niños (y su suegra; la de Jaam_24), Ricardo y su señora, Joanm y su encantadora señora con los niños (descubrirlos me hace pensar en haber insistido más a mis hijas…) con lo que la aventura podía empezar. Y lo hizo.
Las fotos muestran el resto. Excepto la cerveza… Con esto no quiero decir que alguien tiene la culpa. NADIE es culpable de que no hubiese cerveza. Es culpable de que sólo hubiese Cava… o vino. Je, je.
Para los que no habéis visto una cava en vuestra vida os diría que al visitarlas, evitéis una que os de una charla de casi dos horas. Pero por lo demás es muy interesante. La hora de comer fue muy impactante. Pareció que nos esperaban. Una mesa redonda con las sillas necesarias. Lástima de la cortina que dejaba pasar un rayo de sol y molestaba; aunque en ocasiones iluminó la hermosura del momento, pero se solventó. Lo de las molestias digo.
El paseo postrimero fue inevitable. Todos los buenos momentos se acaban. Y este no era diferente. Fue una tarde fría, pero estoy seguro que cada uno de nosotros se ha llevado algo de los otros que lo hace insignificante. Al frío.
Y nuestras familias han crecido un poco más.
Sólo espero poder asistir a la próxima. Y que esté ella. Y si no, a la próxima... Y así.
Gracias a todos. Y en especial a Mondeo14. Sin él nada de esto hubiese sido posible.
Saludos.